Entre los años 2005 y 2006 durante las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia (Villodas-Trespuentes, Iruña de Oca, Álava, Páis Vasco) se encontraron centenares de pequeños fragmentos de cerámica (también de ladrillo, hueso y vidrio) con inscripciones y dibujos, en estratos datados por los arqueólogos en época romana. El equipo de investigación, al cargo de los arqueólogos Eliseo Gil Zubillaga e Idoia Filloy Nieva, venía trabajando en el estudio de la romanización en Álava desde los años 80, comenzando sus trabajos en Veleia en 1994. En el año 2000 su empresa (Lurmen S.L.) firmó un convenio de colaboración con la sociedad pública Eusko Tren, del Dpto. de Transportes y O.P. del Gobierno Vasco. El convenio cubría la financiación de los trabajos en Veleia durante un decenio.
Las inscripciones y grabados presentes en las piezas son realmente sorprendentes, aparecieron agrupadas en varios conjuntos y hallazgos aislados, totalizando una veintena de localizaciones diferentes en el citado yacimiento. Su temática abarca desde manifestaciones judeo-cristianas hasta cuestiones escatológicas y profanas. Las lenguas reflejadas son mayoritariamente el latín (aparentemente en un avanzado estadio de vulgarización) y el vasco antiguo (con alrededor de una cincuentena de ejemplos), algunos especialistas señalan también la presencia de términos célticos. Soprendente es también la presencia de símbolos de raigambre egipcia, complementados con nombres de faraones, divinidades y lugares que nos remiten al antiguo Egipto.
Estos hallazgos sorprendentes generaron una polémica que arrancó prácticamente tras la presentación del primero de los conjuntos en 2006 y las subsiguientes filtraciones que llevaron al reconocimiento de la presencia de textos en vasco antiguo. Se desató una verdera tormenta de opiniones tanto a través de internet como de los medios de comunicación. la polémica tuvo uno de sus momentos álgidos – hasta ahora – en la Orden Foral 444 del 19 de noviembre de 2008 por parte de la Diputación Foral de Alava (institución competente y propietaria de buena parte de los terrenos de Veleia), apoyándose en los informes de una Comisión Científico-Asesora creada ad hoc. Así se dictaminó que los hallazgos excepcionales eran falsos y que se trataba de inscripciones recientes, lo que apuntaba a un fraude. Sin embargo, nuevos estudios y el análisis de los informes de la comisión, llevan a conclusiones ciertamente diferentes, esto es, hacia la veracidad de los grafitos.